Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1879-1880 (Cortes de 1879 a 1881)
Sesión: 31 de mayo de 1880
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 177, 4197-4198
Tema: Variación de este acuerdo

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: El Sr. Elduayen y yo hemos hecho los mismo estudios y hemos seguido la misma carrera; no hay más sino que S. S. ha aprendido mucho más que yo.

Yo no he sostenido que no hubiera habido casos de violencia de las mayorías contra las minorías. ¿Cómo había yo de haber sostenido eso, si nosotros muchas veces hemos sido víctimas de esas violencias? Lo que yo he dicho es, que estas cosas o se han hecho con el acuerdo de las minorías, en cuyo caso no había para qué protestar, o contra la opinión de las minorías, en cuyo caso siempre se ha protestado, llevando las protestas hasta donde se podían llevar. Esto es lo que yo he dicho siempre.

Contra eso se han citado dos casos. Primer caso: el de las Cortes Constituyentes de 1869, Cortes soberanas que adoptaron su Reglamento para constituirse, y después se gobernaron por acuerdos que ellas mismas tomaban. Esas Cortes Constituyentes, soberanas, después de llevar mucho tiempo celebrando dos sesiones, una de día y otra de noche, ambas muy largas, cinco días antes de terminar el año económico tomaron el acuerdo de que se ha hecho mérito.

Otro caso es el que ha tenido lugar en estas Cortes. Ese acuerdo se tomó por iniciativa del que era primer Vicepresidente del Congreso, pero no sin que protestasen todas las oposiciones. Y no sólo protestamos contra aquel acuerdo, sino que fuimos a ver al Sr. Posada Herrera para que propusiese su variación. ¿Y cómo se varió? Claro está que el Presidente había de tomar como resolución de la Mesa el acuerdo propuesto por [4197] el primer Vicepresidente, y la cortesía del Presidente está precisamente en esas palabras, que no es de esta opinión, es decir, de la opinión de las oposiciones. Pero aun no siendo de la opinión de las oposiciones, venía a proponer a las Cortes la variación del acuerdo en la forma que las oposiciones querían, como resulta de las palabras que ha leído el Sr. Elduayen.

Yo pudiera leer bajo lo que el Sr. Elduayen ha leído alto, y leer alto lo que S. S. ha leído bajo; pero como no acostumbro a tener esos distintos tonos de voz ajustados a mi conveniencia, voy a leerlo todo en un mismo tono.

"Algunos señores (esos algunos señores eran los representantes de todas las oposiciones), algunos señores Diputados se han acercado a la Presidencia pidiendo la modificación del acuerdo del Congreso, en virtud del cual las proposiciones de ley, las proposiciones incidentales, las interpelaciones y las preguntas se reservan para los sábados. Creen estos Sres. Diputados que este acuerdo del Congreso coarta la iniciativa del los Diputados y que es contrario al Reglamento. El Presidente no es de esta opinión; porque si lo fuera, no hubiera propuesto semejante acuerdo a la mayoría del Congreso. Pero como en esta materia hay que respetar hasta los escrúpulos, y como la Presidencia no cree conveniente entrar en discusiones desde este asiento, ha conferenciado con algunos señores, procurando explorar la opinión de la mayoría y de la minoría, y propone al Congreso la siguiente resolución: que los sábados se reserven para interpelaciones y preguntas, como ha sido costumbre casi constante en todos los Parlamentos, y que las proposiciones de ley y las demás proposiciones de que habla el Reglamento?"

Dice ahora el Sr. Presidente, y aquí está la deferencia, aquí está la cortesía del Presidente hacia el señor Vicepresidente y hacia el Gobierno: "y el Presidente no es de esta opinión; porque si lo fuera, no hubiera propuesto semejante acuerdo a la mayoría del Congreso. "

¿Se puede dar más exquisita delicadeza que la del Sr. Presidente al decir que no habría propuesto semejante acuerdo, cuando no había sido él quien le propuso, sino el primer Vicepresidente?

"Pero como en esta materia hay que respetar hasta los escrúpulos, y como la Presidencia no cree conveniente entrar en discusiones desde este asiento, ha conferenciado con algunos señores, procurando explorar la opinión de la mayoría y de la minoría, y propone al Congreso la siguiente resolución?"

¿Por qué no sostuvo la resolución anterior? Si estaba conforme con ella, ¿por qué no la sostuvo? ¿Proponía la misma resolución? No. Proponía otra distinta; aquella que le habían indicado las oposiciones: "que los sábados se reserven para interpelaciones y preguntas, como ha sido costumbre casi constante en todos los Parlamentos. " Como era costumbre hasta entonces, porque lo veníamos haciendo siempre. "Las proposiciones de ley y las demás proposiciones de que habla el Reglamento se pueden apoyar conforme a lo que el mismo Reglamento prescribe; pero que el tiempo que en esta discusión se ocupe, no se cuente en la duración ordinaria de las sesiones; con lo cual se consigue respetar la iniciativa de los Sres. Diputados y no retardar el curso de los negocios sometidos a la deliberación del Congreso. " El Secretario hizo la pregunta, y de acuerdo las oposiciones con el Presidente, se tomó esta resolución. Aquí no se ponía cortapisa ninguna. Se decía: "podrán los Sres. Diputados apoyar las proposiciones, empleando el tiempo que tengan por conveniente; " no dos horas, sino todo el tiempo que les parezca: lo que había era que ese tiempo no se contaba para la discusión de presupuestos, mientras que aquí nos limitáis el tiempo, y con él el ejercicio del derecho.

Pero sea lo que quiera, yo repito que estos acuerdos no se han tomado nunca sin consentimiento de las minorías, o sin grandes protestas por su parte cuando no ha existido ese consentimiento. Y en este concepto propuso el Presidente del Consejo este acuerdo a la resolución de la Cámara.

Yo no puedo obligar a que hable, al Sr. Presidente del Congreso; pero bastan sus primeras palabras para demostrar lo que hemos estado sosteniendo toda la tarde mi distinguido amigo el Sr. Martos y yo. Vosotros podéis hacer lo que queráis; si no os hubierais opuesto, a estas horas se habría acabado la interpelación y habríamos salido del paso. Con esto dais una prueba de intransigencia con las oposiciones, viniendo a resultar que no será posible que las oposiciones cedan un ápice del derecho que les da el Reglamento. Si habría de seguirse la teoría del Sr. Ministro de la Gobernación, no eran necesarias estas dos horas, ni que se declarara que las cuatro restantes se habían de emplear en la discusión de los presupuestos, excepto en los casos que las oposiciones fijarían, de acuerdo con el Presidente. De otra manera, ¿para qué el acuerdo? No había necesidad de haber tomado acuerdo ninguno.

No creo que debamos discutir más este asunto; y por mi parte, después de dejar esto al juicio del país, retiraría toda proposición, porque es completamente inútil el votar cuando de antemano se sabe el resultado. [4198]



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